Se sitúa a la altura de los poetas más jóvenes de lo que se ha denominado “primera generación de petrarquista españoles”. Este grupo encabezado por las figuras de mayor edad y prestigio -Juan de Boscán, Garcilaso de la Vega y Diego Hurtado de Mendoza- encontrarían en escritores como Gutiérrez de Cetina, Hernando de Acuña, Gregorio silvestre y Jorge de Montemayor sus mejores continuadores. Antonio de Villegas, unido a este grupo, seguiría la estela de sus contemporáneos, que sin romper definitivamente con la poesía “cancioneril” cultivaron una gran variedad de metros y estilos que hundía sus raíces tanto en la escuela tradicional castellana como en el nuevo modo italiano.
Antonio de Villegas ingresó en la Universidad de Salamanca, de donde salió bachiller en leyes -según Dámaso de Frías- en torno a 1540. A la luz de las empresas mercantiles en torno al negocio del vino y los numerosos pleitos de la familia para certificar su limpieza de sangre, no es extraño que se decantarse por los estudios de derecho. Sus ideales humanistas tan cercanos a los grupos de poder de la “facción abolista” durante los reinados de Carlos I y Felipe II le permitieron acercarse a trabajos en la corte vallisoletana. Llegó a ser “contino” de su majestad durante un corto periodo de tiempo ya que en torno a 1559 los poderes religiosos fueron cambiando hacia el confesionalismo religioso, doctrina que se imponía en todas las cortes europeas a partir de 1561. Coincidiendo con el traslado del séquito real de Valladolid a Madrid Antonio de Villegas se alejó del entorno del rey donde no volvería a pasar largar temporadas.
1565 es el año de publicación de Inventario, un volumen antológico dedicado a Felipe II, donde quedan compilados 20 años de vida y Literatura;esta obra es una miscelánea de prosa y verso que contiene diferentes poemas (canciones, coplas, Historia de Píramo, Contienda de Ajax…) una novela pastoril en verso y prosa (Ausencia de soledad de amor) y la novela morisca “Historia del Abencerraje y de la Hermosa Jarifa” obra que da mayor celebridad este volumen. Probablemente está inspirada en la crónica anónima del ínclito rey don Fernando que ganó Antequera (1535). La novela cuenta como el moro Abindarráez, prisionero del cristiano Rodrigo de Narváez, recupera su libertad por cumplir su palabra de volver a prisión una vez celebrada sus bodas con Jarifa.
En palabras de Antonio Rey de Hazas, “El Abencerraje es la obra más puramente renacentista de nuestras letras, la que con más claridad y belleza defiende la idea de que los valores humanos son capaces de superar todos los obstáculos, porque más allá de la guerra, la raza, la religión y las costumbres que separan a Rodrigo de Narváez y a Abindarráez, están los valores del hombre, que transforman todos esos abismos en puentes de generosidad, tolerancia y comprensión, para que todo acabe finalmente como sucede; en los ámbitos de paz, la felicidad y la libertad”.
En 1577 aparece la segunda edición de su inventario. Podemos concluir que la vida de Antonio de villegas fue una vida comprometida, con una ideología humanista y una espiritualidad que en un momento representó una alternativa posible. La corte fue pronto derrotada ante un mundo desgranado por las guerras de religión, donde no había cabida para para la libertad, la razón o la tolerancia.
Bibliografía.
Eduardo Torres Corominas. Literatura y facciones cortesanas en la España del siglo XVI; Estudio y edición del inventario de Antonio de Villegas. Edición Polifemo. Ediciones Polifemo. Madrid 2008
Antonio de Villegas
